Y es que he pasado una semana nefasta, en el que, ya no salir a entrenar, sino decidirme a hacerlo era una tortura. Me asusté, pensaba que si ese bajón duraba más tiempo podría estar tirando por la borda una temporada realmente bonita. Sin duda he pasado la peor semana del año, en la que el toque de atención tras el resultado de la carrera de Vall d´Uxó me hizo ver que nadie da duros por pesetas, y nadie esta delante si no se lo trabaja. Y menos aún si no se tiene confianza y carácter.
Ayer lunes en Higueruela (Albacete), el estado de forma no era mejor ni peor que el sábado en Vall d´Uxó, pero la mente sí. Ganas de sufrir, de cumplir, de ayudar y de desquitarme, hicieron que volviera a casa aliviado y mentalizado de que el trabajo no entiende de bajones de ningún tipo. Gran lección.
Afortunadamente escribir esta entrada con el ánimo alto, y de nuevo en la rampa de salida del buen ánimo, es más fácil. Teniendo de nuevo, y con otro maravilloso "click", la misma ilusión y ganas por lo que hago. Sabiendo que lo mejor aún está por venir.
Nada mejor que una semana en el congelador para darse cuenta de la importancia que tienen algunas cosas, que, a veces, parecen banales.
Por mucho que escriba va a costar explicar una extraña semana. Pasó, y con ella he ganado en "facilidad mental", aunque este concepto aún me cueste más de explicar. :)))
---
Una recomendación:
...

Sin duda... sin duda seguiré celebrando, al igual que antes, el sprint de las señales en los entrenamientos al grito de "Tondooooooo"