Patas que un día molan, al día siguiente duelen; otro día duelen y molan... Es la Esencia.
Por mi parte, en sólo tres días, he llegado a volar, a tener fiebre y andar menos que el carrito de los helados y, de nuevo, por arte de magia, o por cabezonería, volver a volar. No quiero repetirme con el "palabro". pero lo llamaremos "La Esencia". Al fin y al cabo por eso pedaleamos, para encontrarla día tras día. Está ahí, falta verla.
El jueves 3 me llevé a Manuel Albalat a explorar carreteras por las que habíamos pasado una o dos veces en ocho años. Me encanta que D. Manuel (lo llamaré así), nunca tenga un "No" en la boca, que todo se lo echa a las patas, aunque a Tío Mazo le toquen horas extras, no pasa nada. Mesié Masó con este no va a poder.
Ayer me tocó visitar la cueva con bien de rodillo, ya que pillé buen resfriado el jueves, con sus fiebres y anginas. Un día poco o nada relevante, pero un día al fin y al cabo. Habiendo rodillo y cabezonería, vengan romadizos.
Por lo que respecta a hoy sábado, ha sido un día variopinto. Como he dicho antes: "Patas que un día molan, al día siguiente duelen; otro día duelen y molan.". Hoy han sido dos mitades, las tres primeras horas con el Modo Arrastrao: ON; y las tres segundas con Daniel Márquez y con el Modo Fullgas: ON. Así que mitad por cabezonería de alargar el entrenamiento, mitad por Dani, he conseguido llegar a casa con una satisfacción digna de día de Reyes.
Así que parece ser que Baltasar ha recibido mi carta con la petición de "unas patas nuevas".
Feliz víspera de Reyes. :)